Un ejercicio interesante que nos permite destacar algunos detalles del modo en el que las encuestas abordan los periodos electorales es compararlas con lo que sucede en otros países. En Estados Unidos, por ejemplo, en meses pasados hubo elecciones para gobernador en tres estados. El 14 de octubre hubo elecciones en el estado sureño de Luisiana y el 7 de noviembre en los estados de Mississippi y Kentucky. Me propuse analizar la metodología de las encuestas que cubrieron estos comicios hasta dos meses antes de la jornada de votación. Y después de hacer esa evaluación, decidí comparar lo que en 2023 están haciendo en Estados Unidos con lo que estamos haciendo en nuestro país.
El enfoque del análisis estuvo en las estimaciones para los dos principales candidatos en cada una de las tres contiendas. En particular, puse atención al modo de encuestar, al tamaño y al tipo de la muestra, y también a la ponderación de las respuestas.
Lo primero que destaca al observar de manera general los datos es la variedad de los modos de encuestas que utilizaron las casas encuestadoras que atendieron las elecciones. Las principales son encuestas mixtas que combinan llamadas telefónicas, llamadas automatizadas, mensajes de texto, entre otros métodos.
Al explorar los casos de manera particular por estado obtenemos información interesante. En el caso de las elecciones en Luisiana los dos principales contendientes fueron Jeff Landry del Partido Republicano y el demócrata Shawn Wilson. La elección la ganó Landry con el 51.56 %; Wilson obtuvo el 25.93 %, lo que significó una diferencia de 25.6 puntos entre ellos. Las encuestas analizadas subestimaron los votos para Landry. La más cercana fue la de WWL-TV/NOLA que le daba al republicano un porcentaje de voto del 54 %. Para el caso de Wilson sucedió algo similar: todas subestimaron los votos que recibió en la elección. WWL-TV/NOLA por ejemplo, le otorgó 18 % del voto en una encuesta realizada por teléfono y que ponderó únicamente por raza.
Tabla I. Encuestas para Gobernador de Luisiana
En el estado de Kentucky, los dos competidores fueron Andy Beshear, del Partido Demócrata y Daniel Cameron, de filiación republicana. La elección la ganó el demócrata Beshear con el 52.5 %. Cameron recibió el 47.5 %, marcando una diferencia de cinco puntos. Las encuestas sobreestimaron la ventaja de Beshear, a quien incluso en el caso de la encuestadora Emerson College lo situaba el 3 de octubre 16 puntos arriba de su rival. Sin embargo, un mes después esta misma encuestadora daba la victoria por un punto a Cameron. Concord Public Opinion Partners y Hart Research Associates daban una diferencia entre ambos de ocho puntos porcentuales, aunque Hart Research Associates, patrocinada por Beshear, fue la más cercana al resultado final del demócrata, aunque no acertó la diferencia de votos.
Tabla II. Encuestas para Gobernador de Kentucky
En Mississippi, los dos principales candidatos fueron el republicano Tate Reeves y el demócrata Brandon Presley. Con el 51.5 % de los votos, Reeves venció al demócrata Presley, quien obtuvo el 47.1 %, con una diferencia de 4.4 puntos. En este caso las encuestas también se distanciaron de la diferencia real. Mason-Dixon fue la más cercana al porcentaje de Reeves, aunque subestimó a Presley. SIENA también se aproximó a Reeves pero subestimó aún más a Presley. Ambas encuestas, a pesar de ponderar por factores socioeconómicos, no lograron reducir la estimación de la diferencia de votos.
Tabla III. Encuestas para Gobernador de Mississippi
Las encuestas presentan variaciones en su metodología, lo que refleja resultados diferentes. En Kentucky y Mississippi, las encuestas más cercanas al resultado final de la elección, con modos mixtos y mayor ponderación socioeconómica, tuvieron mejores estimaciones. En Luisiana, las estimaciones se alejaron mucho más de lo sucedido al final de la jornada electoral y se trató de encuestas homogéneas en modos y menor ponderación de variables.
Al comparar este análisis con otros que he presentado de las encuestas que he revisado en México, puedo destacar algunos detalles que me parecen relevantes. Las encuestadoras en México están optando cada vez más por el modo telefónico como la principal fuente para la recolección de datos. Esto puede deberse a dos situaciones particulares, la primera es por el tema de inseguridad que actualmente vive nuestro país como ya se platicó en un artículo anterior, y la segunda tiene que ver con su menor costo en comparación con las encuestas en vivienda. En contraste, al analizar las encuestas de Estados Unidos para este ejercicio, observamos que la mayoría utiliza más de un medio y ninguna se realiza en vivienda. Esta combinación de modos de encuesta quizá se explique como una búsqueda para garantizar representatividad a un costo más bajo que el de las encuestas en vivienda. Uno de los modos que se emplean con frecuencia es el del uso de mensajes de texto. En México, la experiencia no es tan extensa, aunque quizá recordemos que durante la pandemia de covid-19 el Gobierno de México y el Instituto Nacional de Salud Pública decidieron varios miles de usuarios de una compañía telefónica recibieron cada semana una encuesta para conocer sobre comportamientos en su entorno derivados de la emergencia sanitaria.
Por otro lado, en México, la mayoría de las encuestas no comparten información sobre la ponderación que aplican a los resultados, lo que dificulta realizar comparaciones. Sin embargo, en Estados Unidos, la ponderación por raza y nivel educativo es una práctica común en la mayoría de las encuestas. Hay que pensar qué factores deberíamos de considerar como elementos a ponderar en las encuestas mexicanas para mejorar su representatividad. Quizá la raza y el nivel educativo solo son relevantes en el contexto de nuestro país vecino. Quizá hay otros factores que debemos tener presentes en el diseño de encuestas. Y sin duda, una vez más, la importancia de la transparencia de información sobre el modo en el que se construye la encuesta queda de manifiesto para poder hacer comparaciones y análisis completos.